lunes, 12 de enero de 2009

La mujer de Lot


A la curiosidad siempre se le acusó de ser un pecado femenino. Culpable era Eva que quiso distinguir el bien del mal, culpable era la mujer de Barbazul por intentar descubrir los crímenes de su marido, culpable era Pandora por abrir la caja de los truenos, y culpable era la mujer de Lot que giró la vista atrás.

La historia bíblica oficial dice que Yahvé quiso condenar las ciudades de Sodoma y Gomorra por pecadoras. Sólo permitió a Lot y su familia (después de un curioso regateo) escapar de allí. Sólo les dio una consigna: no giréis la vista atrás. La mujer de Lot desobedeciendo la advertencia volvió la vista atrás y se convirtió en estatua de sal.

¿O no era curiosidad? ¿Quien no giraría la cabeza -aún poniendo en peligro tu propia seguridad- al escuchar los gritos de dolor ajenos? ¿Fue un último intento de ayudar? ¿Porqué el resto de la familia pudo continuar como si no escucharan ni vieran lo que dejaban detrás? Quienes eran más pecadores: ¿los que cometían esos pecados o quienes les negaron la ayuda y escaparon? El gesto por el cual fue condenado la mujer de Lot no fue curiosidad, ni nostalgia por el pasado, sino verdadera humanidad.

Mejor estatuas de sal y prestar atención a genocidios como el de Gaza y no seguir nuestro camino como solemos hacer en otros tantos conflictos menos mediáticos como el del Coltán (dónde somos tan culpables tal y como señala mi amigo Moncadista).

P.D1: Tenía nombre. Se llamaba Sara.

P.D2: Para ilustrarlo he puesto el cuadro de Lot y sus hijas de Furini que narra un momento posterior de la historia en vez del cuadro más adecuado para la historia que es La fuga de Sodoma de Durero. Y lo he puesto porque sí, por que me gusta más y puedo disfrutarlo todos los domingos en el Prado, ¡ale!. Sobre la misma temática también merece la pena ver la Orazio que se encuentra en el Thyssen con un estilo parecido al de Caravaggio. Y a los que os da pereza ir al Prado ya no tenéis excusa.

4 comentarios:

Rustis dijo...

Curiosa similitud la que has hecho. Nunca se me habría ocurrido relacionar la historia de Sara con el horror al que estamos asistiendo día tras día... desde la lejanía, se entiende.
Me inspiraste la entrada de mi blog, porque esa fue otra de las historias que nos contaban en el colegio y me enfurecía eso, que siempre éramos las chicas las que metíamos la pata. Pero me la tragaba entera, por diosssss.
Pobre Sara, que veía cómo se quemaba todo lo que un día fue suyo.
Sobran comentarios a la última parte de tu post :-(

Reithor dijo...

Como nuestra querida Gusiluz podrá corroborar, la expresión "That's a lot" proviene de estos textos, ya que es bien conocido (aunque no está documentado en ese libro repleto de relatos mitológicos) cual era el precio de la sal en aquellos tiempos, un bien muy importante para conservar alimentos (no existían frigoríficos) y difícil de conseguir (ausencia de minas y métodos de trabajar salmueras). Por eso el tal Yahveh recompensó enormemente a Lot dandole un montón de riquezas en forma de sal, insisto, tan valiosa o más que el oro en la época.

Será la devolución con intereses de lo que perdió el Adán ese...

PD Nótese el tono en clave de humor, sin malos rollos :)

Reithor dijo...

No atiendes a tus lectores!!!!

muy mal.. ni latín ni leches

Cuchufletas en Vinagre dijo...

Que sí Reihtor, lo que pasa es que soy lenta cual caracol. Tu historia es una vuelta a la tortilla impresionante. Me encanta.

Me encanta haberte inspirado algo Gusiluz. Pero si leemos dos veces la biblia muchas veces ese cariz tan negativo que se le da a todas las historias femeninas es más cuestión de un reinterpretación posterior.