miércoles, 4 de marzo de 2009

Polillas



Cualquier mariposilla nocturna de las que acuden a la luz.

Así es como define María Moliner a la polilla. Mis veranos de la infancia son impensables sin esas primas feas de las mariposas revoloteando alrededor de las luces. Alguien me contó la historia que las polillas entendían algunas longitudes de onda como un estímulo sexual y que por eso se acercaban de forma suicida a ellas. Eran mariposas enamoradas de bombillas que no las correspondían, y su atracción hacia ellas era tan grande que no podían evitar danzar atolondradamente alrededor, golpearse una y otra vez contra las luces, a riesgo de quemarse. Como no son capaces de entender su error vuelven a cometerlo una y otra vez.

Acabo de descubrir que la luz no es para ellas un estímulo sexual, sino que es un medio de orientación. Las polillas definen su ruta por la posición de la luna y el campo magnético de la tierra, como la luna está muy lejos, es un buen punto de referencia para marcar el rumbo. Es su brújula.

Sea cual sea la explicación, me siguen produciendo la misma ternura esas polillas desorientadas/enamoradas.

4 comentarios:

Reithor dijo...

Queremos referencias a estos hallazgos!

Gómez-Delgado, A. "Why the Moths fly to the light: from the silence of the lambs to the lunar seas". Sci. 2009, 3- 240-245

moren dijo...

Estos científicos siempre robándole el romanticismo a las cosas pequeñas...

Reithor dijo...

Donde tu ves robar hay quien ve añadir :D

Cuchufletas en Vinagre dijo...

¡vivan las cosas pequeñas!